Hace poco, con motivo de la publicación de Chrome para Linux, me preguntaba si el navegador de Google iba a ser el «mata-Firefox». Ahora, con la salida de Firefox 3.6, puedo decir categoricamente que no, al menos a corto o medio plazo. Los motivos que me llevan a estar tan seguro de esto son varios.
Firefox 3.6 supone un gran avance con respecto a las versiones anteriores, sobre todo en cuestiones de estabilidad (gracias a mecanismos como el control de plugins antiguos o la prohibición de mezclar código de las extensiones con el del propio Firefox) y rapidez (gracias al rendimiento mejorado del motor JavaScript, entre otras cosas). Llevo trabajando con él desde que se publicó y aún no se me ha quedado colgado ni una vez, siempre me ha respondido de forma casi inmediata y carga las páginas a gran velocidad. Y eso que soy un usuario que suele tener abiertas una media de 20 pestañas simultáneas, con contenido multimedia o con plugins en muchas de ellas, y con un elevado número de extensiones instaladas.
Además, Firefox 3.6 incluye de serie el soporte de nuevas tecnologías web que enriquecen la navegación, como los nuevos atributos CSS (como degradados, tamaño de fondos y eventos de puntero), las tipografías en formato Web Open Font y las nuevas especificaciones HTML5 (que permiten la reproducción nativa de vídeos, incluso a pantalla completa).
Si a todo esto le añadimos la filosofía del equipo de desarrollo de Firefox, que toma incluso decisiones impopulares por el bien del navegador y sus usuarios (por ejemplo, sólo publica nuevas características y funcionalidades cuando están realmente listas para los usuarios y no duda en retrasar la disponibilidad de nuevas versiones del navegador mientras no se cumplan unos mínimos de calidad, llegando incluso a saltarse versiones anunciadas), puedo asegurar que la versión 3.6 ha pasado la prueba con nota alta (ha conseguido que vuelva a disfrutar de la Web) y que el navegador del zorro rojo no sólo va a mantener sino que va a aumentar su cuota de mercado en los próximos meses. Ya puede la competencia ponerse las pilas si quiere seguir el ritmo de Firefox.