Este fin de semana he probado la primera versión candidata de Songbird, el reproductor de música de la Fundación Mozilla y por tanto perteneciente a una de las familias de programas más conocidas, con miembros tan ilustres como Firefox o Thunderbird, de la que hereda interfaz y comportamiento. Songbird está disponible para varias plataformas, así que me he decantado por mi favorita (Debian «Lenny») para estas pruebas.
Dado que se trata de una edición aún en desarrollo, la instalación de Songbird bajo Linux no es tan sencilla como instalar un paquete Debian o RPM desde los repositorios oficiales (aunque existen paquetes contribuidos por terceros) pero tampoco es tan compleja como para que no esté al alcance de cualquier usuario. Basta con descargar el archivo comprimido desde la página oficial de Songbird, descomprimirlo en el directorio de nuestra elección y hacer doble clic sobre el ejecutable principal songbird.
La primera vez que se ejecuta, Songbird lanza un asistente para preparar su entorno de trabajo con preguntas acerca de dónde está nuestra biblioteca de música (sólo permite una localización) o si queremos instalar extensiones (al igual que ocurre con Firefox) que mejoren las capacidades que Songbird trae de serie, como el soporte Shoutcast, compatibilidad con iPods o el acceso a servidores de letras de canciones.
Una vez en funcionamiento, se aprecia un interfaz es muy limpio y bien organizado, mediante el cual es muy fácil acceder a nuestro contenido multimedia de múltiples formas diferentes. Así mismo, Songbird incluye el motor de renderización Gecko (el mismo de Firefox) para el acceso a contenido web relacionado con los servicios de Songbird (como la página de extensiones o la lista de servidores Shoutcast) y un sistema de navegación por pestañas para organizar y acceder fácilmente a dicho contenido. En cuanto a los menús, recuerdan enormemente a los que podemos encontrar en Firefox o en Thunderbird, aunque adaptados a la funcionalidad de Songbird, e incluso el diálogo de preferencias (al que curiosamente se puede acceder desde dos menús diferentes) es prácticamente idéntico al de dichos programas. Sin embargo, llama la atención que no se incluyan opciones relacionadas con la reproducción de audio o con la gestión de nuestra biblioteca multimedia, sino casi exclusivamente relativas al comportamiento del interfaz y a la navegación web.
En cuanto a sus características, Songbird incluye un buen conjunto básico de serie (que son las mínimas que un reproductor de audio moderno debe ofrecer), ampliable como ya he comentado mediante sus extensiones, que van desde la personalización del interfaz hasta la gestión de la reproducción de canciones. Actualmente el repositorio de extensiones cuenta con casi 300 entradas, siendo de esperar que si Songbird se populariza, el número de ellas explote al igual que ha pasado con Firefox, que cuenta ya con varios miles.
Aunque Songbird viene de serie en inglés, es sencillo cambiar el idioma por defecto mediante los menús, ya que automáticamente se baja el fichero de soporte del idioma seleccionado, aunque en mi caso Songbird fue incapaz de hacerlo al elegir el español. Sin embargo, el peor problema de esta edición de Songbird es el que me ha impedido probarlo en lo más básico, es decir, en la reproducción de audio, ya que al pulsar sobre una canción no sonaba nada en los altavoces del equipo de prueba mientras veía como la barra de progreso de la canción iba aumentando hasta llegar al final de la misma. Esto indica que Songbird estaba convencido de que el sonido se estaba reproduciendo, ya que ni siquiera presentó algún mensaje de aviso o error en pantalla que ilustrara el problema (dependencia en software no instalado, conflicto de uso en el hardware de sonido, etc.), como sí hacen sus competidores. Al no poder configurar nada relativo al sonido mediante el diálogo de opciones, me quedé con las ganas de escuchar a Songbird.
En cualquier caso, cuando salga la versión estable de Songbird y estos problemas estén resueltos, su mayor hándicap estará en que su competencia es demasiado dura, siendo el mejor representante Amarok, un reproductor para Linux maduro, versátil y con un enorme paquete de vistosas características de serie, igualmente ampliables mediante potentes extensiones. A Songbird le queda un largo camino para hacerle siquiera algo de sombra a todo un monstruo como Amarok, que no tiene actualmente competencia ni siquiera en otros sistemas operativos. La única ventaja que presenta actualmente frente a Amarok y otros reproductores Linux es que ofrece versiones para Windows y Mac, pero la perderá en breve en cuanto Amarok presente su versión 2.0, basada en KDE4 y por tanto instalable bajo Windows.
Por cierto, ¿cuál es tu reproductor de audio favorito? ¿Crees que Songbird lo puede sustituir?
Actualización: La versión rc2 ha sido publicada para su descarga este mismo fin de semana. Tras su instalación, he comprobado que los dos problemas mencionados han sido resueltos, por lo que he podido disfrutar de Songbird en español y a todo volumen. Sin duda, un buen punto a favor del equipo de desarrollo.