En las últimas semanas hemos contemplado el desembarco de las nuevas versiones de «pesos pesados» del mercado Linux como Mandriva o Ubuntu. Se trata de distribuciones que incluyen miles de paquetes software, en un intento de cubrir lo mejor posible hasta la más mínima necesidad del usuario, lo cual puede suponer en muchos casos una exigencia elevada en cuanto a requerimientos de hardware.
Obviamente, no todos los usuarios necesitan ni se pueden permitir esta cantidad de software. Los requerimientos del usuario Linux medio pueden variar enormemente, incluso en el tiempo, lo cual ha llevado a la proliferación de distribuciones disponibles. Dentro de este mercado, quiero destacar un tipo muy concreto: las mini-distribuciones. Sigue leyendo