OpenOffice.org 3.2 disponible

Tan sólo un día después de la publicación de KDE 4.4, el proyecto OpenOffice.org liberó la versión 3.2 de su popular suite ofimática. Aunque ya ha pasado algún tiempo, he querido esperar a probarla a fondo para poder dar mis impresiones antes de comentar esta noticia. Vaya por delante que algo que me ha llamado poderosamente la atención es el hecho de que en sólo dos semanas han visto la luz importantes versiones de otros tres destacados paquetes de software libre: Firefox, KDE y OpenOffice.org, protagonista de este artículo.

Comparativa de tiempos de arranque (fuente: www.openoffice.org)

Entre todas las novedades de esta versión 3.2, sin duda la más destacable es la reducción del tiempo de arranque. Si en la versión 1.0 podíamos llegar a esperar más de 20 segundos en iniciar cualquiera de las aplicaciones ofimáticas, ahora es cuestión de muy pocos segundos el tener en pantalla el familiar interfaz de OpenOffice.org. Esto que puede parecer una trivilidad sin importancia, puede llegar a producir verdadero hastío en el usuario, repercutiendo de forma importante en su productividad frente al ordenador.

En segundo lugar de importancia se halla la mejora del soporte de los formatos ODF, MS Office y otros propietarios, lo cual supone un nuevo paso adelante hacia una mayor interoperatibilidad entre sistemas heterogéneos y una gran ayuda a la hora de introducir OpenOffice.org en una empresa u otro tipo de organización.

La lista de novedades continúa con una serie de mejoras generales, como el soporte de fuentes OpenType basadas en Postscript o la introducción de nuevos idiomas para la configuración regional, y con un buen número de mejoras en todas las aplicaciones que forman OpenOffice.org, siendo en esta ocasión Calc quien ha sufrido más cambios. Todas estas mejoras son muy interesantes y no hacen más que elevar el ya de por si elevado nivel de calidad de la suite ofimática.

Y ahora la pregunta del millón: ¿actualizar o no actualizar? La respuesta definitivamente es afirmativa. Salvo en muy contadas ocasiones (como cuando sacan dos versiones muy seguidas o cuando la nueva versión añade realmente poco a la actual), siempre que ha salido una nueva versión de OpenOffice.org no he dudado mucho en instalármela. El equipo de desarrollo suele introducir suficientes novedades y mejoras como para que merezca la pena la actualización, a pesar de que no se trata de una descarga ligera precisamente.

Ahora bien, si somos responsables de una red informatica con varias decenas de puestos de trabajo, actualizar OpenOffice.org puede convertirse en una ardua tarea si no contamos con un buen sistema local de distribución automatizada de software. En este caso, mi respuesta debe ser más moderada y sólo recomendar la instalación de una nueva versión si la misma es lo suficientemente importante como para justificar el esfuerzo, como sí ocurrió con la versión 3.0, la cual a estas alturas ya debería estar instalada en los ordenadores de todos los usuarios de OpenOffice.org.